Tristeza. Rabia. Incertidumbre. Todas sensaciones que quedan después del partido ante el Tolima, que perdimos por dos goles a uno.

Era el juego para ratificar la buena campaña que se venía haciendo desde que Redín asumió la dirección, y aunque al frente estaba -según los números- uno de los mejores equipos del torneo, líder por varias fechas, se confiaba en sumar los tres puntos. En el primer tiempo, Pasto lució un poco enredado, pero con el paso de los minutos empezó a tomar forma su ataque y generó peligro para Castillo que contó con suerte, ante el infortunio -como cosa rara- de los delanteros pastusos que no podían concretar. Montoya estrelló un balón contra el horizontal, Arrechea, cabeceó muy despacio, Ortiz lo intentó desde afuera del área, Ramos lo buscó por medio del tiro libre, pero el gol nunca llegó. Mientras, Tolima copaba espacios, le daba tránsito al balón pero excepto por un centro que se paseó por el arco tricolor sin que nadie lo conectara, no puso riesgo de anotar.

En la segunda mitad las cosas no cambiaron. El ingreso de Villarreal por Ortiz pretendía darle más ataque a la segunda línea del SúperDepor pero no se era preciso en los pases. Tolima esperaba el momento de atacar y cuando lo encontraba, lo hacía con pases profundos a las espaldas de los centrales, y justamente en una de esas jugadas que terminó en un tiro de esquina, increíblemente Ramírez les gana a los zagueros pastusos y de cabeza nos cobra. Pasto se viene encima con todo, se ingresa a Lora y Cano pasa a la derecha para buscar a como de lugar el empate. El premio a la perseverancia llega cuando al minuto 79 el central - de discreto rendimiento- pita penal a favor de Pasto, para que Arrechea con un cobro pegado al palo izquierdo del arquero tolimense, decrete el empate.

Pero había que ganar, así que esos diez minutos finales, se esperaba ver al tricolor como una tromba. Sin embargo, 5 minutos después, merced a una falta inexistente se cobra tiro libre a favor del Tolima y Bustos, con una gran ejecución marca el 2 a 1 definitivo. Perdimos lo que ganamos en Bogotá. La excusa no puede ser que el rival era el líder, pues la verdad, Tolima no es el gran equipo; reconocemos un buen órden táctico pero no profundiza, y esta tarde, con pelotas quitas, marcó diferencia

Aunque el equipo mostró ganas, el torneo se está acabando y ya no admite perder puntos y menos de local. Ahora, hay que recuperar lo perdido en Bogotá, cuando por la próxima fecha enfrentemos a Millonarios.